La Dra. Sepúlveda en su oficina lloraba,
por más clases de estadística que les daba,
los residentes la diplomación oportuna ignoraban,
el Dr. González Cabello por más ayuda que les daba,
y ellos ni del título pasaban...

Los de la biblioteca todos los días se preguntaban,
cuando sería el día en que esa sala
dejara de estar tan abandonada,
Silvia y José Luis a los residentes la lista les tomaban,
y ellos del auditorio se salían por las ventanas,
Llegó Rocío con su seminario a ver si ayudaba,
pero la vieron tan chiquita que igual se le escapaban...

Víctor los buscó para el video,
pero resulta que ellos no salieron,
Alma desde la página web los buscaba,
pero ni con facebook pudo hacer nada,
Javier con la libreta de firmas subía y bajaba,
pero a la dirección a firmar nadie llegaba,
los fueron a buscar al comedor,
pero el menú por si solo los ahuyentó...

Todo mundo en la oficina se preguntaba,
donde andarán los residentes de enseñanza...

Pues resulta que la parca a todos se les adelantó,
pues se llevó a todos los pediatras al panteón,
A los de segunda especialidad los encontró,
muy acomodaditos todos en un rincón...

Y por más gritos que la Dra. Sepúlveda pegó,
para que los residentes volvieran, la parca solo la ignoró,
y en su lugar nos dejó a un técnico de instalación,
que después de meses apareció y el biométrico instaló.

...Demasiado tarde diría yo.

Alma Becerril