Considero que el trabajo más importantes que hemos realizado mis colaboradores y yo, es señalar que el cáncer en el niño es un importante problema de salud para los niños mexicanos. Esto ha sido establecido porque estudiando la mortalidad de los niños mexicanos durante el periodo de 1970 a 1996, se ha encontrado una importante disminución de la mortalidad por causas infecciosas y dentro de las diez principales causas de mortalidad las únicas que han tenido una tendencia a incrementar son las malformaciones congénitas y el cáncer. Para 1996 las causas mencionados en el grupo de 1 a 4 años de edad ocuparon el cuarto y el sexto lugar respectivamente y en el grupo de 5 a 14 años la mortalidad por cáncer ocupó el segundo y las malformaciones congénitas el tercer lugar. Esta situación es muy semejante a la que tienen los niños de países desarrollados como Estados Unidos de América (EUA) (1,2).
Por otra parte, debido a la ausencia de un registro nacional e institucional de cáncer, se han realizado varias investigaciones con el objetivo de establecer la incidencia de cáncer en los niños. Los principales estudios los hemos realizado en la población de niños residentes del Distrito Federal (DF) y en el primer estudio realizado al respecto, al estudiar el periodo de 1982 a 1991, se encontró una incidencia promedio de 71.7 (tasas por millón de niños menores de 15 años) y otros datos como mayor incidencia en los menores de 5 años, presencia del patrón latinoamericano de neoplasias que contempla en los primeros lugares y en el siguiente orden a las 1. leucemias, 2. linfomas y 3. tumores del sistema nervioso central, así como una mayor incidencia de cáncer en los residentes del sur del DF (3).
Con los datos del estudio referido, consideramos que la incidencia podría estar subestimada porque la incidencia mundial se reporta entre 100 y 180. Por ello realizamos un segundo estudio, también de tipo retrospectivo, pero ahora sólo para la población derechohabiente del IMSS y para los años 1992-1993. En este estudio se encontró una incidencia de 94.3 (4), la cual estaba muy cercana a la reportada dentro del ámbito internacional, además de que se encontró consistencia con otros datos como la incidencia por edad, el tipo de patrón de las neoplasias y una mayor incidencia en la zona sur del DF encontrados en el estudio previo.
Por lo señalado y debido a que los datos que se tenía eran de tipo retrospectivo, los cuáles por su naturaliza podrían subestimar la incidencia de cáncer, se decidió desde 1996 registrar en forma prospectiva los casos de cáncer en la población derechohabiente del IMSS residente del DF. Con esta información hemos realizado para el periodo de 1996-2002 una estimación de la incidencia de cáncer en esta población y se ha encontrado una incidencia de 121.5 (5,6); además se encontró consistencia con la incidencia por grupo de edad, patrón de presentación de las diferentes neoplasias y mayor incidencia en la zona sur del DF. Cabe comentar que la incidencia obtenida es muy importante, porque además de que es la estimación con mayor validez con la que se cuenta en nuestro país, es una incidencia muy parecida a la de los niños de EUA la cual es de 139.
Por lo anterior consideramos que el mayor impacto de nuestro trabajo, sobre la epidemiología del cáncer en el niño, es haber establecido que en los niños del DF el cáncer tiene el mismo impacto que en los niños de EUA, en donde ya se tiene programa de atención integral para el niño con cáncer, los cuáles incluyen aspectos de atención clínica e investigación (clínica, epidemiológica y básica). Los datos de nuestros estudios servirán para hacer una mejor planeación tanto para la atención médica y de investigación en los niños mexicanos con cáncer. Estos datos los encontramos en los artículos que al final se refieren y sobre todo en el libro que hemos publicado sobre la epidemiología descriptiva del cáncer en el niño.
Por otra parte, también tenemos datos de la incidencia de cáncer para otros estados del país como son Sonora, Nuevo. León, Jalisco, Puebla, Estado de México, Morelos Guerrero, Veracruz, Chiapas y Yucatán y se hizo ya una publicación sobre la incidencia de cáncer en niños, lo cual ha señalado diferencias en los tipos de cáncer que se presentan en los niños de las diferentes entidades estudiadas.
Lo anteriormente señalado se refiere al estudio de la epidemiología descriptiva del cáncer en el niño, pero también con la información que hemos generado se han realizado dos estudios importantes sobre epidemiología analítica, de los cuáles uno es de interés clínico y el segundo de interés para la prevención de cáncer.
Se publicó un estudio en donde se evaluó el tiempo de diagnóstico que tardan los niños con cáncer en ser diagnosticados (desde el inicio de los síntomas hasta obtener el estudio histopatológico con el que se establece su diagnóstico). Los datos relevantes que se ha encontrado son que en tumores como son los germinales (neuroblastoma, meduloblastoma, tumor de Wilms, hepatoblastoma, rabdomiosarcoma y algunos tumores de células germinales) no existe correlación entre estadio y tiempo de diagnóstico y en otros como son los linfomas (principalmente enf. De Hodgkin), retinoblastoma, tumores óseos y carcinomas, si hay correlación. Esto es importante porque los programas dirigidos a la detección temprana de cáncer, influirán principalmente en estos últimos tumores; en cambio para los primeros será la calidad de la atención médica la tenga mayor influencia en el pronóstico, en donde el diagnóstico temprano al parecer no influirá en su pronóstico (7).
En relación con la prevención de cáncer, hemos publicado un trabajo en donde se estableció que si los padres fuman durante el embarazo de la madre y el niño es susceptible de desarrollar cáncer, el niño puede desarrollarlo. De ahí que este trabajo permita afirmar que los padres durante el embarazo de la madre no deben fumar, porque de lo contrario ponen en riesgo a su hijo (8).
En el momento actual tenemos una base de datos con 4,100 casos de cáncer en niños recolectados prolectivamente, con los cuáles estudiaremos en forma más precisa la epidemiología del cáncer en los niños y serán la base de estudios sobre la causalidad del cáncer en los niños y el impacto que ha tenido la atención médica que se les ha dado, porque se podrá estudiar la sobrevida a nivel poblacional. Situación que no conocemos en nuestro medio, ya que sólo se conoce la sobrevida de los casos atendidos en algunos hospitales en donde se trata a los niños con cáncer, la cual es una sobrevida parcial y no una sobrevida global, como se pretende establecer con la información que tenemos ya recolectada, que esperamos sean los próximos artículos con los cuales se evalúe nuestra productividad científica. Pero sobre todo nuestro trabajo está encaminado a apoyar el establecimiento de programas para una mejor atención clínica del niño con cáncer y en un futuro programas diseñados para prevenirlo.