Desde nuestra casa (así le llamamos al hospital que nos cobija y nos da las herramientas para salir al mundo) hasta los hospitales locales, nacionales e internacionales en donde complementamos nuestros conocimientos; porque sí, este hospital, del cual estamos orgullosos de pertenecer, nos da la oportunidad de salir a aprender a otros países, para aprender la medicina de un mundo diferente, al que muchas veces nos medimos o comparamos, y al cual también aportamos con nuestra gran experiencia clínica (he de decirles que somos muy buenos en eso).

Dra. Janneth Cristina Sánchez Becerra | Residente Pediatría R2

"La pediatría no es solo un acto médico, es competencia, es humanismo, es una actitud de entrega. Nuestro compromiso nace aquí… a preservar la vida con calidad y dignidad"

Soy Janneth Sánchez, originaria de Ecuador y curso actualmente mi segundo año como Residente de Pediatría. Al hablar de mi historia, no cabe duda que el decidir salir de mi país, de mi zona de confort, de mis hábitos y mi rutina, a cambiar el ritmo de mi vida con nuevos proyectos y aprender a vivir de forma diferente fue y es una de mis decisiones más grandes y acertadas.

¿Por qué estudiar pediatría? A diferencia de las especialidades quirúrgicas organizadas en torno a un instrumento, patología de un aparato o sistema, la pediatría involucra un período en el curso vital del individuo. Todo aquel que piense, que ser pediatra es estudiar a un “adulto en miniatura”, estará probablemente cometiendo un gran error.

Hace ya más de cincuenta años, la pediatría había ya alcanzado su plena madurez, promovida por las renovaciones políticas del siglo pasado y el acelerado progreso de las ciencias.

La conciencia social en pro del niño catalizó la consolidación de la pediatría como especialidad, la cual ha pasado ya por tres momentos en la historia, su constitución, su consolidación y su expansión.

Al iniciarse la era de la especialización, se consideró a la pediatría (PAIDOS - niño, ATRIA -curar), limitándola al principio en sus actividades y sus estudios a los lactantes; posteriormente se engloba también a la primera infancia; sin embargo, los pediatras pronto encontramos que las etapas posteriores hasta llegar a la adolescencia también tienen características fisiológicas así como características patológicas y bio-psico-sociales diferentes a las del adulto.

El Pediatra tiene que conocer y estudiar durante su práctica diaria el crecimiento normal de los niños, la dietética, la nutrición, el medio ambiente del hogar, sus relaciones familiares así como todos los problemas patológicos, psicológicos, emocionales y de conducta, en una palabra todos los aspectos normales y anormales del niño y del medio ambiente que lo rodea. Lo extenso de esta rama médica ha obligado a considerar por consiguiente que la Pediatría no es una especialidad en el sentido estricto de la palabra, sino una gran división de la medicina general, que comprende varias ramas, siendo cada una de ellas un dilatado capítulo de estudio y experiencia. Tomando en cuenta lo anterior vemos que lo que ahora se entiende por Pediatría sobrepasa con mucho la idea que se tuvo en siglo pasado y antepasado, que era exclusivamente buscar un remedio para las enfermedades que padecían los infantes. En este nuevo milenio la niñez requiere la protección de una ciencia hacia el Niño, del hombre en su momento más grande, el de la conquista de su personalidad.

¿Por qué México? El gran reconocimiento latinoamericano de formación médica mexicana me trajo… sabía que aquí adquiriría las mejores competencias académicas y personales.

El Hospital de Pediatría del CMN Siglo XXI nos ha brindado a mis compañeros y a mi una gran oportunidad de formación académica, social y humana de la Pediatría Médica, ¡mis grandes maestros se formaron aquí!

Los objetivos planteados y técnicas de aprendizaje de este Hospital de Tercer Nivel con base a la disciplina planteada, la precisión de la enseñanza, la conciencia de investigación médica continua nos llevaran a la estructuración totalmente adecuada de nuestra formación, es por eso que el compromiso recíproco nace aquí.

Sin duda cada uno de nosotros deberemos tener una sensibilidad social que nos permita ver a nuestros pacientes de una manera integral que implique conocer su mundo cultural, social y familiar; aunado a ello está que no es suficiente conocer las condiciones humanas y sociales de nuestros pacientes, está en reconocer que ellos no solo son órganos y sistemas, sino seres en la que su vida diaria y todo su proceso de salud-enfermedad marca su entorno social, económico, educativo y espiritual, así nuestra impericia, nuestra actitud, conocimiento y sentido común constituirá la base de este gran reto.

Poder consolidar de la mejor manera este reto es sin duda un total compromiso.

Agradezco al Instituto Mexicano del Seguro Social por brindarme esta hermosa oportunidad, y a mi familia, que sin ellos no hubiese sido posible, no cabe duda que la fortaleza de equipos profesionales encontrados en esta institución me hacen comprender día a día la enorme tarea a la cual me veo implicada, reto que me brinda accesibilidad y oportunidad y desarrollo de nuevas técnicas, habilidades y conocimientos.

No me miento que me ha costado grandes sacrificios, días de incluso querer dejar esto a un lado, pero las metas van más allá de terminar con una especialidad. Día a día cada paciente me ha enseñado la importancia de dedicar mi tiempo y mi dedicación a ellos. Mi compromiso continúa en pie y lo seguirá estando.

Me permito anexar un párrafo que intenta reflejar la importancia de nuestra obligación profesional que surgió en la Asamblea General de Naciones de UNICEF: “Somos las niñas y niños del mundo y a pesar de nuestras diferencias, compartimos la misma realidad. Estamos unidos en nuestra lucha para conseguir que el mundo sea un mejor lugar para todos. Ustedes nos llaman el futuro, pero también somos el presente”.

¿Y cómo se aprende de medicina si no es con base en experiencias?

Dr. Eric David Matus Pineda y Dra. Alondra Anahi Deras Martínez. Residentes de segundo año de Neurología Pediátrica.

Nadie se imagina lo que tiene que pasar para llegar a cumplir sus sueños, nadie sabe los lugares donde tiene que estar para llegar al punto donde culmina la base de la vida profesional, esas experiencias sui géneris que ayudan al médico, al residente, a enriquecer su haber cultural y académico.

Les cuento algo de nuestra experiencia en la rotación al extranjero; esa experiencia en la que sientes todos los miedos de llegar a un lugar nuevo, con un idioma diferente, donde la gente piensa y actúa diferente, fuera de la zona de confort, pero qué va, superamos esos miedos, nos sobreponemos por las ganas de aprender, siempre tratando de hacernos notar, y vaya que lo hacemos, porque tenemos esa chispa, tenemos esas herramientas que nos enseñaron nuestros maestros, esas grandes personas que admiramos y que nos han brindado conocimientos académicos y nos enseñan sobre la vida; entonces ese miedo y esa incertidumbre se convierte en una etapa muy grata, donde haces amigos y aprendes de ellos, para beneficiar a quienes nos debemos, nuestros pequeños pacientes, pero gigantes de corazón.

Tuvimos la fortuna de estar en distintas clínicas neurológicas como la de holoprosencefalia, esclerosis tuberosa, enfermedades neuromusculares, neurodesarrollo, control motor, paraparesia espástica hereditaria y conocer sobre la tecnología aplicada a dichas patologías en el “Texas Scottish Rite Hospital for Children” en Dallas, Texas, hospital al cual estamos muy agradecidos por el recibimiento y apoyo brindados.

Hoy les podemos decir que los residentes de CMN Siglo XXI somos excelencia, tanto en lo académico como en calidad humana, podemos triunfar en cualquier lado, nada nos detiene.

Gracias infinitas a todos los que intervinieron para que esta experiencia fuera posible.

Mi experiencia como residente del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI.

Soy la doctora Arisdelsi Rosales Varela, residente de segundo año de Neurología Pediátrica en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, actualmente me encuentro en mi quinto año de residencia, ya que realicé tres años de pediatría en este hospital y posteriormente la segunda especialidad de Neurología Pediátrica en esta misma sede.

Mi travesía en estos cinco años de residencia ha estado llena de muchos matices, recuerdo cuando inició este viaje, al solicitar junto con otros miles de recién seleccionados para hacer una residencia médica en el país, pertenecer al Instituto Mexicano del Seguro Social, siendo mi primera opción el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, solicitando también cursar el primer año de la residencia en el Hospital General de Zona 1A, coloquialmente conocido como “Venados”, afortunadamente logré ser aceptada en dichas instituciones.

Mis tres años de la residencia de pediatría fueron un gran reto, el R1 estuvo lleno de nuevas experiencias, miles de horas de estudio y su aplicación mediante el trabajo asistencial, de convivencia con pacientes, compañeros residentes, médicos internos y grandes médicos de base, de los que tuve la oportunidad de aprender no solo en el aspecto académico, sino en el aspecto humano y ético y donde también adquirír muchas habilidades técnicas.

Me integré de lleno al Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI en el segundo y tercer año de la residencia, lo cual representó un reto aún mayor, al tratarse de uno de los mejores hospitales pediátricos de tercer nivel de atención en el país, por lo que fue una gran oportunidad de aprendizaje, ya que me encontré con pacientes de muy difícil manejo, en ocasiones con múltiples patologías o algunas de ellas muy raras, de las que solo había algunos casos reportados en la literatura, me di cuenta de las grandes diferencias entre un segundo y un tercer nivel de atención en cuanto a recursos, infraestructura y personal, siendo sin duda el trabajo en equipo uno de los componentes más importantes en la formación del residente y en el éxito de la atención a un paciente, tuve grandes experiencias y muchísimo aprendizaje.

Desde luego que también hubo muchos momentos de desgaste tanto físico como emocional, sin embargo, al final del día, el hecho de ayudar a un niño a recuperar o mejorar su estado de salud valió todos y cada uno de los sacrificios, la experiencia de tener a un paciente grave al cual dedicas tiempo, esfuerzo, horas de estudio, falta de sueño, de alimentación, incluso en lo social, pero que al final logra salir adelante y es egresado del hospital con una sonrisa en su rostro, con un “gracias doctor@”, entonces sabes que todo ha valido la pena y cuando por fin logras terminar el tercer año y decir “Soy pediatra egresado del Centro Médico Nacional Siglo XXI” se siente un orgullo enorme, porque pocos tenemos el privilegio de pronunciar esa frase, ya que sabemos todo lo que representa y todo lo que ha costado llegar a esa meta.

En mi caso después de terminar pediatría, decidí seguir preparándome en el área de Neurología Pediátrica, lo cual ha representado dos años más de esfuerzo, durante la residencia he tenido la oportunidad de asistir a múltiples congresos tanto de pediatría como de neurología, así como de presentar trabajos de investigación y charlas en diversos foros, también tuve la oportunidad de realizar una rotación en el extranjero, la cuál me permitió ampliar mi panorama, ver cosas distintas, darme cuenta de varias áreas de oportunidad, de convivir con pediatras neurólogos con formación en el extranjero así como residentes de otros países, con los que pude intercambiar ideas, experiencias y conocimientos; durante esa experiencia me fue grato darme cuenta de que había adquirido las herramientas necesarias para poder competir con residentes de alto nivel de otras instituciones, también me di cuenta de algo que nos caracteriza a los egresados de CMN SXXI: la calidad humana, considero que además de los conocimientos teóricos este hospital nos permite crear fuertes lazos de amistad con nuestros compañeros, un sentido de pertenencia y una filosofía de ayudar, de ser empáticos, de querer superarnos y vencer nuestros propios límites.

En resumen, estoy sumamente agradecida con todas las personas que han contribuido con mi formación, con quienes tengo la oportunidad de convivir día a día, que damos todo nuestro esfuerzo en beneficio de los pacientes de esta gran institución, y quienes sé que al igual que yo, estamos orgullosos de pertenecer al Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI.